Add parallel Print Page Options

Aún recuerdo tus lágrimas [de despedida]. ¡Ojalá pudiera verte de nuevo para llenarme de alegría evocando tu sincera fe, esa fe que tuvieron primero tu abuela Loida y tu madre Eunice, y que no dudo tienes tú también!

I.— PRIMERA INVITACIÓN A LA FIDELIDAD (1,6—2,13)

Lealtad a Jesucristo

Por eso, te recuerdo el deber de reavivar el don que Dios te otorgó cuando impuse mis manos sobre ti.

Read full chapter